El Yeti no es mi padre

(Relatos, Cine, Música....)

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Sí, seré más feliz. Pero en otra parte.

Paso por enésima vez ante esa misma tienda, la miro, sé que me mira. La detesto, ella me considera indidiferente. Probablemente ni conozca mi existencia. Estoy dentro de la misma linea de autobus de siempre, la septima, la que recorre las mismas calles que las demás pero más despacio y más lleno de gente. Dejo la tienda atrás, estoy cansado de ella. Llevo viviendo 20 años aquí y para ir a cualquier sitio, para ver a cualquier persona tengo que pasar por esta calle. Esta odiosa calle llena de inamovibles estructuras. En parte debería sentirse orgullosa, Bien es cierto que lo consigue, No levantar pasiones pero si sensaciones. Sensación de odio y repugnancia, como un pitido intermitente que se repite una y otra vez hasta que consigue que el oyente se vuelva loco. Vivo en una ciudad pequeña de gente pequeña, mis pocos años han sido suficientes para darme cuenta de como es la gente que me rodea, mente pequeña, corazón pequeño, ímpetu pequeño, sentimientos cero. Quiero salir de aqui. No estoy hecho para vivir aquí. Siempre les he odiado, pero hoy me dan asco. ¿Que hago aquí? Me siento incomprendido, vacío. Miro a la gente del autobus, no saben que existo, siquiera me han visto entrar. Soy invsible. Jamás me han dado las gracias, no han visto cuanto he sufrido, no han sentido mi pena al ver que mis esfuerzos son nulos, he creado cientos de cosas maravillosas que no han levantado ni una verdader sonrisa de felicidad. (Como este pensamiento) Pero me revelo, cojo carrerilla y corro hacia la perta. El autobus está en marcha, la puerta está cerrada. Pero no me importa, atravieso el cristal como si fuera de plástico, caigo al suelo de la calle y evito que me atropelle un coche que pita incansable ante mi locura y por primera vez me siento libre. Decido correr sin parar hasta la estación de trén. Una vez ahí compro un billete a cualquier parte, no me importa y me subo en el. El trén se pone en marcha, hace sus pequliares sonidos y coge velocidad. De pronto todo se pone en blanco y negro y dejo esa tediosa ciudad. Con solo 3 euros en el bolsillo me escapo de esa carcel odiosa para no volver jamás, y ni siquiera he dicho adios. Pasarán semanas hasta que se den cuenta de mi ausencia.

Una historia onírica de un chico que repartía periódicos.

En esa época yo era repartidor de periódicos. Sí, el típico de la bicicleta con cesta, que recorre las calles de un punto a otro con agujetas en el brazo diestreo.
Llevaba la mitad del verano haciendolo. Estaba acostumbrado. Cada mañana veía las mismas caras sonrientes que me saluadan desde los caminos enbaldosados de sus jardines verdes, esperando a su periódico. Hipócritas, pensaba yo cada vez que miraba sus dientes o por defecto dentaduras postizas que brillaban a la luz del sol.
En ocasiones (escasas) alguno de los vecinos me hacía señas para que me acercara a sus puertas, para darme alguna MISERABLE propina.

–Toma querido, te los has ganado, ¡Un Cuarto De Dolar!, estás haciendo un buen trabajo, sigue así.

Entonces yo sonreía ampliamente, y dandole las gracias pensaba:
-Maldita perra, ¿No ves la sudada que llevo? ¿Te piensas que lo hago por placer? Lo hago por dinero, dinero para poder vivir ¿Entiendes? Esto no me sirve de nada.

Al final del més ganaba 150 dolares más 2 dolares diarios de propina como mucho. Sin contar los domingos. Así que ganaba cerca de los 200 dolares mensuales. Y lo siento, pero a mí eso, no me servía para nada, mirando al futuro. Pero aun así, tenía un ápice de optimismo qe me animaba a seguir. Sí, a seguir hacia atrás, pero a seguir. Ummm...

Recorría cerca de 200 portales diarios, llevaba los periodicos de 50 en 50 y cuando me quedaba sin, tenía que volver a la editorial, que se encontraba a 2km de mi posición, para reocger 50 más.

Mi trabajo consistía en dejar periódicos en todas las puertas posibles sin miramientos, si yo sabía que ahí vivía alguien tenía que dejarle el periódico. Y eso me molestaba, pues siempre tenía que subir una cuesta de casi 80º de inclinación para llegar a la última casa... Bueno, una mansión grisacea. La típica de la colina con verjas negras y un gran patio exterior lleno de maleza y piedras humedas. Sí, tenía que subir a pie, en bici no podía, siempre que lo intentaba, la cadena se tensaba y parecía que iba a estallar en cualquier momento.
Al llegar a la mansión, dejaba la bici en el suelo, cogía el último diario que me quedaba y lo arrojaba con fuerza sobre la verja, sabía que alguien lo reocogía cada mañana, porque nunca había ninguno tirado. Nunca llegué a ver al dueño o dueña o dueños o dueñas de esa misteriosa mansión. Nunca había pregutado por ella. No me importaba.

Pero aquel día, por desgracia conocí a su dueña.

Si no recuerdo mal, me quedaban tres días para acabar de trabajar. Estaba yo subiendo la cuesta, casi arrastrando mi bici, sin aliento. Llegué arriba e hice lo de siempre, dejarla en el suelo, coger el último periódico y prepararme para lanzarlo como un jugador de baseball. Pero justo cuando heché el brazo hacia atrás y lo tensé para conseguir el lanzamiento perfecto me detuve. Pues por primera vez en mi vida vi a alguien en la puerta de la casa, era una mujer, estaba lejos y no supe definir su edad, pero llevaba un vestido largo y granate. Me di cuenta de que me hacía señas con la mano, para que me acercara. Empujé el portón de hierro negro con esfuerzo, mientras chirriaba. Andé por el casi invisible camino de piedra cubierto de maleza que conducía a la puerta principal de la casa. Cuando apenas me faltaban 15 metros para llegar a la puerta, la mujer entró en la penumbra del portal. Estaba nerviso la verdad, y lo único que se me ocurrió pensar era en una suculenta propina acumulada durante todo el verano. Llegué a la puerta y me asomé, estaba oscuro. ¿Debería haber avisado de que iba a entrar? No lo sé, yo entré sin más. Cerré la puerta trás de mi y seguí por el oscuro recibidor hasta el único punto de lez que provenía de una sala contigua. La sala también estaba bastante oscura, las cortinas de la ventanas eran gruesas y estaban entreabiertas, dejando pasar el escaso sol. Vi a la mujer sentada en un sofá, le pude ver la cara, era vieja, un moño gría sobre la cabeza. Frente al sofá había una mesita con una tetera y dos tazas a rebosar de liquido rojizo. La mujer me hizo una seña para que me sentara en un sillón rojo y mullido al lado de la mesita, me dejé caer sobre el. Y miré a la señora.

–¿Puedo saber...?– Empecé a preguntar, pero ella me interrumpió.
–Bebe Té, querido, que se enfría.
–Lo siento, no me apetece.
–Querido, bebe, te sentará bien.
–Pero...
–Bebe.

Obligadamente bebí, estaba frío y espeso. Hice que no me quedara ni una gota en la taza, esperaba que no me hiciera repetir.

–¿Puedo saber a que viene esto señora?– Pregunté un poco disgustado por la situación.

De prontó escuché unos poderosos pasos que provenían trás de mi. Me di la vuelta. Y me quedé atónito frente a la monstruosa figura que acababa de aparecer. Era un hombre, si se le podía llamar así. Medía más de 2 metros o eso me pareció, tenía las manos enormes, como su cara tosca, con facciones desgarradoramente enormes, se sentó junto a la mujer hundiendo el sofá de manera exagerada.
Me puse en pie, pero caí de nuevo en el sillón, me sentía mareado, todo medaba vueltas.

–¿Qué me pasa?...–Pregunté, cansadamente.

–Droga, droga en el Té.–Rspodío la mujer. –Tenemos un fin y debemos lograrlo y lo siento, saldrás un poco mal parado, pero creeme, no queremos matarte, sobrevivirás.

"¡No!", Girté y me puse en pie con esfuerzo, giré para salir de la sala, entré en el recibidor apoyandome en la pared y subí un escalera que ahora podía ver con mis ojos acostumbrados a la oscuridad. En el piso superior me econtré con un pasillo largo. Trás de mi escuché al gigante que se disponía a subir las escaleras. Intenté entrecerrar los ojos para enfocar mejor con la vista, puede ver en la pared un escudo con una espada antigua y oxidada. No se me ocurrió otra cosa que que cogerla, me la puse sobre el hombro e intenté esperar paciente a que el gigante subiera. Escuchaba paso a paso cada escalón que dejaba atrás. Pero no soporté la tensión del momento, así que me asomé con furia a la escalera y ahí me le enconté subiendo con su cuerpo enorme y su cara sin expresión, le propiné un espadazo en el hombro, pero ni se inmutó, el seguía subiendo, le di otro golpe en el cuello, pero parecía estar hecho de piedra. Me heché hacia atrás a medida que se me acercaba, no conseguía verle con claridad, me temblaban las piernas y notaba gotas de sudor frio y espeso resbalando por mis piernas y me rostro. Con toda mu fuerza le di otro golpe en el brazo. Pero de nuevo, parecía estar hecho de marmol. Finalmente, furioso y con un subidón de adrenalina le di en el cuello, vi que brotó un poco de sangre de su herida, dio unos pasos hacia atrás tocandose la herdia, le empuje con fuerza y calló al suelo. Agarré la cuchilla con las manos y me abalanze sobre su cuello, apreté con fuerza con la cuchilla en su nuez, hasta que noté que empezaba a hundirse en ella. Sanqué la espda con furia y vi un chorretón de sangre brotando del cuello. Cualquier persona habría muerto con una herida así, pensé. Al levantarme, caí de espaldas casi sin conocimiento, pero hice un últim oesfuerzo y arrastrandome me acerqué a la escalera intenté bajarla a rastras, pero no puedo, cai como un pez por los peldaños y finalmente al llegar al piso inferior perdí el conocimiento.

--------------------------------Casi dos semanas de inactividad cerebral notoria

Desperté en el hospital. ¿Diagnostico? Infección interna debido a una mala operación, una enorme cicatriz en la parte del riñón izquierdo y la falta del mismo. Me habian drogado para estirparme el órgano....

Pronto, la policia estaba rodeando la mansión donde todo había ocurrido. La resgitraron pero no encontraron nada nada en su interior, me sentí impotente, con rabia. Pasaron dos meses desde mi salida del hospital y decidií volver a la mansión. No entré, pero me quedé en el portón observando las ventanas. Decidí marcharme, pero algo me llamó la atención, una figura en el patio, sentado apoyado en uno de los numersos arboles mirandome fijamente. Era el gigante. Que me sonreía con ironía y satisfacción. Pensé en llamar a la policía, después me vino a la cabeza su imagen sangrando por el cuello y no me expliqué como podía seguir vivo. Finalmente decidí devolverle la sonrisa, damre la vuelta y marcharme a casa a prparar mi venganza. Tal vez.... ¿Prenderle fuego a la casa?

Una Historia sobre el Diablo (1ª Parte)

Un día cualquiera, común, como todos los días, el diablo se dejó caer en su gran trono de huesos y piel humana. Se pasó la mano por la cabeza y suspiró. Su lacayo, arrugado, esmirriado y feo se le acercó.
–Gran amo, gran angel horrendo que un día fue hermoso. Le noto tritste, apagado y pensativo... ¿Por qué se siente así usted, siendo el poder de los poderes, siendo el dios del mal injustificable?
¿Acaso no tiene solución a sus problemas?

El diablo no se movió, siquiera lo miró. Sencillamente chasqueó los dedos y su lacayo se prendió en llamas rojas, que se elevaban cerca de los dos metros del suelo y al cabo de un minuto insufrible, se redujo a un montón de cenizas. El Diablo se puso en pie, a la vez que un nuevo lacayo resurgía de un aro de fuego enorme.
–Yo le serviré mejor, señor de los señores. No tendrá razones para reducirme a cenizas, porque yo lo amo, lo amo mucho ¡Oh amo! ¡Le amo!
Otro chasquido de dedos hizo que el nuevo lacayo se conviertiera en nuevas cenizas. Al instante, otro sirviente resurgió de nuevo por el anillo. Empezó a solatar memeces, una detrás de otro, pero el diablo no le prestó atención. Se limitó a mirar por su ventana, vio el mundo que poseía. Vio Nueva York, la escena de dos NeoYorkinos atracando a una pobre anciana.
Vio México, como tres adolescents conducian ebrios a más de 160 por una calle peatonal, llevandose a muchas personas por delante.
Vio el Congo, como trés hombres de color violaban a una chica menor de edad.
Vio islandia, vio como la sangre roja de un chico joven manchaba la nieve, brotando de tres agujeros de bala.
Vio muchos más paises, todo eran desgracias, sonrió. Después perstó atención por primera vez a su nuevo lacayo, solo captó en final de sus palabras:
–¡Y podríamos cenar chuletas de cerdo! ¿O de cordero?
Otro chasquido de dedos le prendió fuego y al instante. Pero al en menos de un segundo, otro lacayo nuevo resurgía del anillo.
–¿Pero qué demonios pasa?– Gritó el diablo. –¿No puedo estar solo ni un minuto?
–Si quiere estar solo, sencillamente digalo... No hace falta que nos prenda fuego.
–¡Pues dejadme solo!
–¿Y por qué no intenta contame su problema? Tal vez se sienta mejor...
–No puedo contartelo... No lo entenderías.
–Pero señor...
–!!!YA ESTÁ BIEN!!!–Gritó con tanta fuerza que temblaron los mismisimos cimientos del infierno. –¡¡Vete al diablo!!
El lacayo le miró extrañadisimo ante la frase. Pero ese fue su último gesto, pués otro chasquido de dedos le hizo arder en llamas. Al instante salió otro lacayo, que prendió fuego, y otro, y otro, y otro, y otro, y otro y así durante dos días infernales, que equivalen a cerca de 6 horas y media en nuestra teirra.
Al final, cansado de tanto fuego, le pegó patadas el anillo, estiró con fuerza sus pilares y golpeó con fuerza su metal caldente, hasta que al final cedió, derrumbandose con fuerza como un animal de hierro y sangre en celo. Por un instante, después de mas de 2000 años de ruido estrepitoso y pitidos constantes de muerte y dolor, se sintió bien, se sintió en silencio, en calma, había logardo la calma que ansiaba, la calma que implorabla. Se sintió tan bien, que decidió sentarse y no moverse, e inundado de paz y tranquilidad se quedó en un estado meditabundo, invadido por un estado de inconsciencia, olvidó sus cometidos, dejando que el mundo se sumara con la paz y que los asesinatos, los hurtos, las violacines y las mentiras pasaran a un segundo plano insignificante durante más de 300 años...
Pero, después de tanto tiempo algo le inquietó, ese mal que sufrió 300 años atrás le volvió a llenar los poros y recorrió su cuerpo hasta lo más profundo de su negro corazón. Se despertó de un sobresalto, gritando con fuerza, haciendo que todo temblara de nuevo. En la tierra empezó a llover...
Se puso en pie rápidamente y dolido cayó redondo contra el suelo llorando sangre... Arduamente sé puso en pie y supo en ese instante que solo podía recurrir a un ser, un amigo que jamás le abandonaría, y decidió emprender la marcha de inmediato, sintió la muerte proxima y sintió miedo, mucho miedo....

(Continuará)

Una Historia De París en el 1775

Érase una vez, en aquellos tiempos de cólera y enfermedades como la gota, sifilis y tísis.
Donde la gente era sucia y no se duchaba por la cantidad de bactérias que contenía el agua de las cercanias, un pequeño chico fué parido entre la sucia y abarrotada Rue aux Fers y la luminosa y pulcra Rue de la Ferrannerie. Más concretamente en las fosas comunes Dels innocents, donde a diario las carretas palgadas de cadaveres putrefactos eran arrojados sin pena y con desprecio.
La madre del chico en concreto, empujada por los dolores del parto había recorrido unos 2 kilometros para dar a luz en ese infecto lugar, para parirlo en secreto, a escondidas de la sociedad que juzgaba de endemoniado culquier acto, que posteriormente era resuelto con la horca, guillotina o ese garrote que te partia todas las extremidades con golpes secos bajo cientos de miradas ciudadanas.
Tras casi una hora de doloroso parto, el niño le salió de las entrañas con la misma fuerza que se te resbala una pastilla de jabón de las manos. La madre, aturdida, ni lo miró, se puso en pie sin más, se dió media vuelta y caminó cojeando, subiendo, casi a gatas una pequeña colina de tierra. Pero no llegó mucho más lejos, pues a expensas de su conciencia, sin estar sujeta a sus actos, un extraño mendigo ataviado con telas rotas y humedas, humeantes de muerte, lo había presenciado todo, había contado desde la primera hasta la última gota de sangre de aquel lactante que respiraba a duras penas en la humeda tierra Del Innocents.
El mendigo se acercó a la madre a zancadas largas y seguras. Ella lo contempleba desde el suelo, pálida y sudurosa, dejando escapar bocanadas de mal aliento por culpa de las encias donde faltaban dientes. El mendigo acercó su cara a la de la mujer, la olió profundamente, entornando los ojos, hundiendose en una profunda satisfacción que le llenó las fosas nasales mientras se erguía lentamente. Sacandose del cinturon un pequeño cuchillo de pletre, con manchas negras secas, que era evidente de donde procedian. La mujer abrió la boca para decir algo, pero no le dio tiempo a pronunciar palabra, el mendigo la degolló, hundiendo su cuchillo en la garganta, produciendo un sonido burbujeante de la mezcla de aire y sangre que brotaba a borbotenes de la cruda incisión. Al sacar el peltré de la garganta se lo clavó en el pecho una y otra vez, conviertiendo su carne casi en en trapo relleno de paja. El mendigo se dejo caer sobre ella, apuñalandola una y otra vez haciendo que su peso hundiera a la mujer vagamente en el barro contaminado. Una vez muerta del todo, el mendigo la volvió a olfatear de pies a cabeza, produciendo de nuevo esa sensación de satisfacción que le inundaba cada poro, cada vena, cada arteria y todo su corazón.
El mendigo se puso en pie, dirigiendose al bebe abandonado, se agachó y lo contempló largo rato, sus extremidades rosadas, aún ensangrentadas, su boquita entreabierta, su nariz que respiraba de una manera rápida y sin pausa, sus ojos cerrados y su coronilla con vello suave y oscuro. Después cortarle el cordón umbilical y arrojarlo lejos, lo recogió en brazos y se puso a andar. mirandolo fijamente.
Se introdujó en lo más profundo Dels innocents, esquivando los cadaveres viejos que aún no habian sido enterrados.
–Ahora serás mio pequeño regalo del cielo. Me llamo Grenouille y seré tu padre. No te preocupes por el hedor de la muerte que desprende este lugar, te acabarás acostumbrando. Tal y como hice yo hace tantos años....
Dicho esto, se introdujo en la oscuridad de la muerte y en el espeso aire Dels Inocennts.

Lo que se relacionó un día conmigo y contigo. Y aquel ser desconocido.

Tin Tin Tin, las llanuras tristes del oeste, bajo el bajo sonoro de unas notas perdidas en el mar del sur, cinetos de llamas prendiendo al unísino, miles de almas condenadas a la obscena mirada de un ser superior.
Y se centra la madera de los navios que cabalaga sobe los desiertos norteños de los sueños de unos y dunas sombrias sobre los lechos de los más osados, que ahora duermen sumergios en una horrible pesadilla.
Más los cerezos del este... (A la dercha) Donde florecen las notas perdidas en el sur, mientras por sus aguas navegan soñadores que sueñan con la tierra del oeste, mientras ahi se centra todo, todo lo que aqui se cuenta y lo que aqui se sueña.

Catacumbas Tóxicas

Solo hay un segundo en nuestras vidas en el que tenemos la posibilidad de dejarlo todo atrás... He dejado pasar ese instate para reconocer que Jamás nadie me ha sabido escuchar, que todos pisamos la tarta del pastel y dejamos a medio mundo sin nata solo porque queremos hacerles saber que estamos mal...

Pero yo, el único humano de este planeta, descanso tranquilo en Catacumbas Tóxicas, dando pie a mi inmortalidad y esperando el momento exacto en el que renaceré de Eones de sueño....
No para salvaros la vida o conduciros por el buen camino, simplemente podré crear colores que jamás habeis visto, notas que jamás habeis escuchado, dibujaré en el cielo la silueta de la vida, y para comprenderla, lo único que tendreis que hacer, es mirar al cielo.

Despés de este aviso, un 0,0000000001% de la humanidad miró al cielo.
Los tres cuartos de ellos por casualidad.
Uno era ciego y fué el que vió más de todos, pues no era material, sino simbólico
Los que quisieron saber la verdad desaparecirón de la faz de la tierra, para vivir en campos más verdes y tranquilos.... O eso dicen, pues los sabios comentan que jamás fueron tan felices.

Garril, el humano hecho salvaje...

Casi 300 años más tarde, trás el asesinato de su padre, sube al monte más alto, para golpearse la cabeza con una dura piedra durante 300 años más. La rabia contenida és tal, que su figura se torna sombra, digna de un escaparate del horror... Bajando está ahora de aquel monte, dejando un mar de sangre atrás, vacilandole a las rocas que le dicen:

-¿Que te has hecho? ¿Que te has hecho?

Y que el entierra con un silencio sepulcral... Hasta que llegó a los árboles, que son más dignos de escuchar. Y por ello, después de 300 años de silencio, aquel hombre empiezó a hablar:

-Amigos árboles, ¿qué os han hecho y que os harán? ¡En poco tiempo os talarán! Pues si el hombre es capaz de matar al hombre ¡Al árbol lo que más!

Anduvo muerto en vida durante casi un siglo... O tal vez más, dejando ya, las ultimas gotas de sangre miles de pasos atrás...

Al llegar al primer pueblo, despreció el agua y el pan que ambalemente le ofrecieron, no contó su historia... decidió callar. En 3 dias el pueblo entero quiso quemar. Murieron todos excepto uno, que al tiempo murió de pena....
Siglos pasaron de crueles crimenes que él mismo decidió comenter... Es un lobo, es un bestia, no es humano ¡NO PUEDE SER! Y ahora el pobre escapa de la ley del mismo rey, que ingenuo e hipocrita descansa, en su cama de fina seda, junto con su hermosa mujer.

Garril se le acerca, le mira... le acecha.... Todo aquí ya sobra. El titular matinal fue: EL Rey a muerto! Victima de un cruel destino que nadie debería merecer. Su sangre se derramó anoche, ¡Y roja! No azul fué...

Y sus ultimas lineas dicen: Todo es un cuento y un engaño que tú te crees, mientras Garril vive, en lo más profundo de tu ser.

Mi odio a los gatos.

Un gato... Que asco... Solo dejan pelo y me dan alergia, siempre salen con los ojos rojos en las fotos... Son unos orgullosos de mieda y unos convenidos... ¿No tienes comida? Preguntan. ¿No? Pués me largo. ¡Y SE LARGAN!. Tu te alegras, pero ¡jaja! al cabo de una semana vuelve el mismo puto gato lleno de garrapatas y piojos, algo más delgado, mas que un gato parece un pescado muerto y necio... Y lo primero que hace, (no te lo pierdas) es ¡refragrse contra tu piernas!... y tu dices ooooohhh! que bonito... ha vuelto porque me hechaba de menos.. si si, tu no le des comida 700 veces al dia y veras como se va otras 3 semanas... Claro que, no te lo esperas, pero la gata vuelve y esta vez embarazada de 7 gatitos monos que acabaran siendo como la madre.... Uf como me molestan, quieren jugar, pero te arrancan medio brazo con sus puñeteras uñas. Si te encesitan se arriman a ti, si no, te acercas y se le pone el pelo de punta en plan de: No te me acerques o juego con tu brazo de forma amistosa desgarrandote tanta carne que cuando acabemos pesaras 19 kilos menos.....

Y lo más curioso es, que, te viene tu amigo y te dice: jejejej, tu gato me ha mordido.
Y tu preguntas: ¡Ostras! ¿Donde? :O
Y el te dice: En el brazo.
Y tu le dices: no lo veo
Y el te dice: Normal, me lo ha arrancado...

Y sí! tal vez un gato o como se suelen llamar "gatito" tenga 7 vidas, pero tu arrancale la cabeza y verás que pasa... Puaj, no los soporto.

Solo hay una cosa que soporto menos que los gatos y es que llevo unos 4 años escuchando la misma versión de una canción de Rammstein en la que una fracción de segundo de unos de los primeros compases se cala un poco, apenas se nota, pero lo pienso y digo: Hmmm, nunca he escuchado la canción buena, extraño, Pensadlo. Se que no tiene nada que ver con los gatos, pero lo gatos tampoco tienen nada que ver, así que, que no os engañe el titulo esto no habla de gatos, sino de una cancion en mal estado.

Y si! tal vez un gato tenga 7 vidas y una canción normal y conrriente alrrededor de los 140 compases... pero tu arrancale la cabeza al gato y verás que pasa... Un cuarto de compas 4x4, puede desgraciar 140 compases de una canción, pero intentadlo, vereis como en una vida se le escapa tododo (Punto y final)

Por cierto. Ayer no llovio y hoy tampoco, el otro dia me compre un globo rojo y hoy es de color azul, el otro dia me dijeron, globo naranja de meloctón y yo le dije las 3 menos cuarto, adios.

Laberint de Savia

(Dues persones perdudes a un laberint)

-Escolta… amem… espera, ¿Cómo màs dit que et dius?
-Inostrauto.
-Aixó mateix, Insotrauto, ¿Et puc dir Inos?
-Creus que això importa en aquest moment?
-Tens raó, perdona, cap aon anam, esquerra o dreta? Estic nerviós.
-Dreta.
-Okay. Va i tira per el camí de l’esquerra.
-A veure anormal, aquesta és l'esquerra, he dit dreta.
-Ja, Ja ho sé… però no sè, em dóna mala espina, la dreta està fosca, mira, mira.
-I per que cony em preguntes? -No sè, vaig pensar que diries esquerra.
-I per que anava a dir esquerra? ¿Que passa tenc molta cara de socialista, jo?
-No sè…. Això ara no es important
-Ja sè, mira, tu aniràs per la dreta i jo per l'esquerra, val?
-Això….no em sembla correcte i si tornem enrere mijor?
-Doncs tu aniràs per on vulguis. Jo aniré per la dreta.
-D'acord, aniré amb tu.
En aquest instant Inostrauto va treure una mágnum i li va fotre un teret al cap. Durant uns segons només es va veure el rosa del cervell i el vermell de la sang tacant ses parets des laberint. Inostrauto va seguir caminant per el camí de la dreta. Però pocs segons van passar quan va escoltar:

-He Instrauto!, ostia puta, casi em mates.

L’al•lot s'estava aixecant, ficanse els trossos de cervell pel forat que tenia fet al cap. Es va posar al costat de Inostrauto mentres caminava, agafanse el cap com podia.

-Anirem per aquí,vaig amb tu Inos, no passis pena. =)

Instrauto estava flipant amb colors roses i verds, no va tenir més remei que tornar a treure la seva pistola. Aquesta vegada li va fotre quatre tirs a la cara i al pit. PAM PAM PAM PAM. L’al•lot va caure rodó al terre, pero es va tornar aixacar aquesta vegada fincanse es budells i agafants els trossos d'ulls desparramats pel terra.

-Es pot saber a que juges Instrauto? Estas penjat, cony ara no veig res de res. Ets una mala companya.

Inostrauto va arrivar al seu limit i sense pensar-ho dues vegades es va ficar la pistola a la boca i va apretar el gallet... Però clar, no li quedaven bales, així que l'única cosa que va poder fer fer, va ser, sense esmentar paraula, ficar la mà entre els budells del noi i començar a sercar una de les seves bales. El budells estaven calents i fotien una olor realment dolenta… pareixia que a l’al•lot no li molestava. Al final va trobar una bala, la va ficar en el carregador com va poder. Va recarregar i després de ficar-se el canó de la magnum dins la boca va estrènyer el gallet i Patapum, Yuju! FIN (sang per tot)

Su mirada es algo estremecedor, eso no está bien, no está bien....

Cuando le conocí, me di cuenta de que jamás llegariamos a experimentar eso que llaman amistad... Recuerdo que cada mirada suya era como un intento de robo de algo personal, algo que seguro, hacharía en falta.... Coincidimos, nuestros destionos se entrelazaron duranto más de 19 años y aún estan ligados, jamás me alabó, jamás quiso hacerme ver, que aunque por un segundo fuere, yo era mejor que el.... Siempre me miró por encima del hombro, siempre me criticó, siempre hizo que me diera cuenta de que era horrible, de que yo era el malo, de que yo fuí el crítico inexperto que criticó su vida, me hizo entender, que sin querer yo fuí el narrador que escribió su historia, me hizo cuidarle, me hizo destrozarle....

Alguna vez me intentó hacer daño, nunca estaba deacuerdo conmigo, siempre era el primero, el perimero, me acaparaba, me quitaba tiempo, me hizo dejar el camino que debía seguir y me troció como...mmmmm.... A algo que se tuerce.... Todo eso lo vi en un´segundo, más un segundo más apra retirarme del espejo para saber que si no me veo, no puede dominarme,


Oh! arquitecto de mis ideas,

Arquitecto de mis cadenas,

El que en mi permanece,

El que en mi, ve, que las flores mueren...

El que me engancha, me tira, me tuerce, me ablanda, me derrite, me estropea, me marchita, me hace llorar, gritar, sudar...

Oh arquiteco de mi ser....¿Cuando dejarás de reinar en mi?

Sin marcha atrás.

Se derrama la vida, se diluye el porvenir, se mueren los lirios y se acoplan las piedras en cada pedacito verde que reinaba en tu mundo.

Miras hacia abajo y ves tus pies, en blanco y negro, sobre tablillas de madera. Intentas moverte, pero te das cuenta de que tienes las manos atadas a la espalda. Levantas la mirada y ves que tienes a miles de personas que te observan. Te percatas de que tu cuello esta atado a algo, te molesta, lo sientes, te raspa la garganta y conjunto a la humedad del sudor, resulta ser aún más incomodo. Te fijas y ves que estás encima de una especie de escenario de unos tes metros de altura... Ves a un hombre enmascarado a tu izquierda... Eso era lo único que faltaba para percatarte.... entonces te preguntas... ¿Qué he hecho yo? ¿Qué he hecho yo para merecer esto? Jamás le hice daño a nadie... ¿Qué he hecho yo para merecer morir ahorcado?

No escuchas nada, solo un sonido parecido al de una ola gigante, producida por la sed de sangre de los humanos, que aún sabiendo que eres inocente, desean verte morir, desean que tus vertebras se quiebren consecutivamente, a la par de un ¡TRACH! y del tensamiento de la cuerda... Esa cuerda, que ahora en ese isntante, es tu íntima amiga... Pero sabes que aún o es tu hora, aún tienes que se satisfacer a medio millar de seres repulsivos y morvosos, tienen que verte sufrir, quieren precibir el cosquilleo que recorre tu cuerpo, desde los pies hasta la cabeza, quieren sacierse, quieren verte morir...

Tu exhalas un susipiro y cierras los ojos con fuerza... Recuerdas a tu familia, en un prado verde, llegas a sentir la suave brisa de la primera primavera que sentistes cuando tu vida era perfecta, el olor de las flores, el tacto de una mano que te roza la esplada. Te imaginas un campo de zafiros que se ilumina, tu entre ellos, los pajaros que te vuelan sobre la cabeza, el tacto de la hierba bajo los pies descalzos.... sientes la tierra humeda.... Pero de golpe la tierra se torna dura, se trona madera, madera que se escapa, que se va, dejando te a media distancia entre la muerte y el suelo... El verdugo le dio a la palanca... el verdugo a hecho su último jesto. Vas cayendo, voy cayendo exhalando mi ultimo suspiro, no quiero abrir los ojos, quiero quedarme mi mundo. !TRACH¡............................................................................................................................ Ya se pueden marchar todos a casa.

Siddharta, El buda.

No fue suficiente que las ramas se incliranan para ayudar a su madre en el parto, sino que salieron flores de loto (Simbolo Teosófico) al paso del recien nacido. Este hecho, entre otros no menos maravillosos, ya daban a entender que el pequeño Siddharta, iba a ser, la persona más extraordinaria que pisaría la tierra y casi que el mundo.
Criado por su padre (Suddhodana) Rey del clan de los Śākya, trás la muerte de su madre, viviendo entre algodones y rodeado de la belleza material más preciada en nuestros tiempos... Que rápido nació Siddharta, no ajeno a su destino, pues de adolescente ya meditaba a las sombras de expledoroses arboles. Los maestros que reinan el cosmos y las entrañas de Himalaya ya fueron testigos del hecho, brindandole a Siddharta la energia y las señales necesarias...
Alcanzó la mayoria de edad, se casó con Yassodhara, bellisima india con la que tuvo un hijo precioso, que dio a luz el mismo día en el que Siddharta se escapó del palacio y descubrio, ensimismado el mundo, la pobreza, la tristeza, el dolor, los estragos de la edad, y la muerte.
Siddharta, acongojado por ese hedor, simbólico, se dio cuenta de que debía salir de ahí, que debía desacerse de sus cadenas, abanonar sus enormes palacios, sus inumerables riquezas y su adorable familia. Vió que eso no eran más que vanalidades terrenales, estorbos para la evolución del alma, el quiso ser, el salvador.
Su anciano padre, aterrorizado por la idea de un trona vacío y de un principe vagando hermoso por el mundo real decidió preparar una fiesta, una fiesta que le haría ver a Siddharta la hermosura de lo material y de lo mundano, una fiesta que deberia fortalecer esas cadenas que nos mantienen agarrados al mundo.
Esa fiesta sin duda resultó exitosa, espectacular. Mujeres desundas, humos, vapores, músicos extravagantes y algotan nueva en esa época como piramides humanas y trapecistas.
Siddharta era la persona más feliz del mundo... otra vez, olvidando así lo que era el dolor, la vejez y la muerte. Pero tanto ruido y la espesor de los vapores le hizo desear salir fuera, a respirar y así hizo, alejandose descalzo, del bullicio. Salió a su hermoso jardín verde y plata por la noche y luna, apreciendo una suave brisa...
Esta apacible soledad le hizo volver a pensar en los estragos de la vida, en el sufrimiento humano, sentia que estaba perdiendo el tiempo, que podía dar mucho más de si mismp y decidió volver dentro, a las ataduras mundanas... Se asombró, cuando se asomó para descubrir que los cientos de participantes de la fiesta se habian dormido, todo el palacio estaba en silencio. Todos yacian en el suelo, en posturas imposibles, recordandole así, haciendole ver y entender que parecía ser, el más puro escenario de una batalla.
Siddharta aprovechó esa ocasión para escapar por los jardines de guardias dormidos, entre una fina niebla... tranqulizadora, salvadora.
Se adentró en los bosques, se desprendio de sus despojos y meditó, meditó duranta largos años, seguido por los Ascetas que le consideraban un maestro, se arodillaban ante el y decian ser su Lanú (Del sánsicrito Aprendiz), jurando no abandonar el bosque hasta conseguir la iluminación... Los años pasaron, Siddharta vestía arapos, su piel se tornó negra, su precioso pelo creció y se enmarañó, se engriseció... Siddharta parecía un cadaver, delagado, inmovil, meditando junto a otros semjantes de barba larga...
Siddharta, irreconocible, abrió los ojos, se dió cuenta de que aún seguía perdiendo el tiempo, así que se puso en pie, se lavó en el rio y acepto un cuenco de arroz, comiendo así comida normal después de tantos años. Sus lanús le abandonaron, pensando que habia abandonado el camino ha´cia la iluminación.

-El camino a la iluminación es el camino medio, el punto que existe entre dos puntos opuestos.-
Dijo Siddharta, pero nadie le escuchó, sus seguidores se marcharon. Así que siguió solo, habiendo arreglado su cuerpo, su peinado y bien comido... Ahora volvia a oler a incienso y violetas, como los maestros.

En esas últimas meditaciones, tan cerca estaba de ser iluminado que el Dios Mara, Dios del amor y de la guerra, celoso y deseoso de estroperle el destino a Siddharta intentó hacer torcer el camino, intentando convencerle de que lo terrenal y la dicha es la verdad, lo real.
Los ejercitos de Mara se acercaban a e, lanzandole flechas de fuego, que se convertian en rosas antes de tocar a Siddharta. Nada pudo hacer ese ejercito así que Mara que también era el Dios del amor, le envió a sus 5 hijas, para seducirle, pero tampoco cayó en esa trampa, Siddharta siguió con su meditacion, infrenqueable, apenas si inmutó. Las hijas se desvanecerion, entre llantes de rechazo. Siddharta estaba ya tan cerca de la linea entre la tierra y el Nirvana que por ùltimo se enfrentó contra el adversaio más temible que nadie puede encontrar, Si mismo.
Se vió las caras con el mismo por preimera vez en su vida... Diciendole.

-Tú, arquitecto de mis ideas, no eres más que eso, mi mente, lo que me ata a mi mismo y a este mundo. Por eso no dejaré que reines más en mi.-

El arquitecto se desvaneció.... La luz se hizo, Sidhharta se ilumino... olores, colores, todo, hermoso... Se convirtó al fin en el ser iluminado, conocedor de la verdad, libre que siempre quiso ser.
Así Siddharta pregrino la india, de puerta en puerta, vestido con arapos de gente muerta, impartiendo eseñanzas, queriendo decir que en esta vida lo material u la dicha es lo casual y que el dolor y el sufrimiento lo real.

Nadie supo que ese sabio era un principe hermoso y nomble, nadie jamás supo su nombre, así que le llamaron Buda, el Buda, habiendo dejado atrás todas las riquezas y vanalidades humanas.
Buda no fué un Dios, simplemente un humano más inteligente, no nació iluminado, simplemente consiguió serlo de forma que nosostrs también podriamos lograr.

Diario de un socorrista: Sin venas no hay paraiso.

Empezamos bien la mañana... Nublado, gris, apenas un rayo de sol a diez km de distancia. Me acarcaba yo, a paso ligero al puesto de la cruz roja, en primera linea de playa... Ya habian partido todos los compañeros, toda la plantilla ya estaba en sus respectivas torres, yo, llegaba tarde y solo.
Entré dentro, silencioso, era una estancia grisacea, llena de materiales de salvamento.v Me asomé a la oficina y vi que el coordinador no estaba... -¿Hooola?- Grité yo... Justo el coordinador apareció, asomandose por una puerta. Nos quedamos mirando, atraves de la puerta que comunicaba la sala de material con la oficina. El abrió la boca, seguramente, para echarme la bronca. Pero, ¡Uf! salvado por la campana, sonó el telefono de emergencias... Así que la mirada se alargó unas milesimas, tiempo suficiente para que el cerebro asimilara que el telefono estaba sonando y me dijo, (en argentino) Vete a la torre dos... De acuerdo, dije yo..
Así que cogi mis cosas, el Walky y cargado con un oxidoc, dos bollas torpedo, dos mochilas y una camilla de rescate, iba escuchando toda la conversación telefónica que iba teniendo el coordinador con el iterrogante del telefono.

Ajá, detrás de la calle X, de acuerdo, recibido, Enseguida mandamos la ambulacia, si...

Ahí dejé de escuchar la conversación mientras iba de camino a la torre de vigilancia, pero como tenia el Walky talky pude escuchar la conversación, ya que enseguida empezó a hablar por la emisora general.

-Alfa 41, Alfa 41 (Palabra clave para referisrse a la ambulancia) Diriganse a la calla X, numero Y, Es una emergencia, intento de suicidio, se ha cortado las venas.
-Recibido.

Yo seguia andando hacia la torre, muy cargado con los trastos y escuché como a los pocos segundos pasaba la ambulancia muy deprisa, por detrás de mi, por el paseo de la playa, no me giré para verla, simplemente escuche la estrepitosa sirena.
Llegué a la torre, la ambulancia ya se había alejado lo suficiente como para no escucharla, tiré todos los trastos al suelo, pensando en ese hombre los fui colocando donde debian estar, me lo imaginaba tirado en el suelo, lleno de sangre, con este ambiente grisaceo entrando por la ventana de su comedor... Finalmente, subí a la torre.

El mar verdoso, amplio y el cielo gris, ni una brizna de aire, SILENCIO...

A la izquierda se extendian unos 6 km de playa, las personas que veia se podian contar con las manos y a la derecha unos dos km con un pequeño puerto deportivo al final... La playa estaba delicadamente muerta...

De golpe el silencio fue torpemente interrumpdo por el sonido del Walky.

-Hemos llegado al sitio del "accidentado", sangra mucho, varón, 40 años, español, hacemos compresion y empezamos traslado....

Se dijo eso, y de fondo los gemidos del suicida... Se me puso la piel de gallina....
Una pareja que pasaba por mi lado se alarmó un poco al escuchar tal escandalo, así que me senté y baje el volumen del Walky.. Otra vez ese silencio... Notaba como se me erizaban los pelos de la nunca con la suave brisa otoñal que se levantaba. El mar es testigo de ello.
Nadie decia nada por la emisora todos estaban pendientes, al tanto, sumergidos en un mar de sangre imaginario... De repente un grupo de alemanes ebrios paso por el paseo de la playa, ignorantes visitantes, ajenos al dolor humano... Borrachos a las 11:30 de la mañana.

Y ya, por último escuché el útimo comentario sobre ese tema por el walky.

-Servicio nulo, servicio nulo, se acabó.

Eso solo quería decir una cosa... El hombre había cumplido su cometido, había fallecido, su voluntad rompio la barrera de la cordura y la locura, fue demasiado lejos.

En su proxima vida se arrepentirá pensé yo, pasandome la mano por el pelo.
Miré a la derecha, vi las sombrillas, vacias, tristes, ellas los sabian, la arena plana, apenas pisada era consciente de todo... El mar inmenso y verdoso, lo sabia desde el principio, el lo sabía... Por eso el dia es gris y la calma muerta. El mar lo sabía.