Érase una vez, en aquellos tiempos de cólera y enfermedades como la gota, sifilis y tísis.
Donde la gente era sucia y no se duchaba por la cantidad de bactérias que contenía el agua de las cercanias, un pequeño chico fué parido entre la sucia y abarrotada Rue aux Fers y la luminosa y pulcra Rue de la Ferrannerie. Más concretamente en las fosas comunes Dels innocents, donde a diario las carretas palgadas de cadaveres putrefactos eran arrojados sin pena y con desprecio.
La madre del chico en concreto, empujada por los dolores del parto había recorrido unos 2 kilometros para dar a luz en ese infecto lugar, para parirlo en secreto, a escondidas de la sociedad que juzgaba de endemoniado culquier acto, que posteriormente era resuelto con la horca, guillotina o ese garrote que te partia todas las extremidades con golpes secos bajo cientos de miradas ciudadanas.
Tras casi una hora de doloroso parto, el niño le salió de las entrañas con la misma fuerza que se te resbala una pastilla de jabón de las manos. La madre, aturdida, ni lo miró, se puso en pie sin más, se dió media vuelta y caminó cojeando, subiendo, casi a gatas una pequeña colina de tierra. Pero no llegó mucho más lejos, pues a expensas de su conciencia, sin estar sujeta a sus actos, un extraño mendigo ataviado con telas rotas y humedas, humeantes de muerte, lo había presenciado todo, había contado desde la primera hasta la última gota de sangre de aquel lactante que respiraba a duras penas en la humeda tierra Del Innocents.
El mendigo se acercó a la madre a zancadas largas y seguras. Ella lo contempleba desde el suelo, pálida y sudurosa, dejando escapar bocanadas de mal aliento por culpa de las encias donde faltaban dientes. El mendigo acercó su cara a la de la mujer, la olió profundamente, entornando los ojos, hundiendose en una profunda satisfacción que le llenó las fosas nasales mientras se erguía lentamente. Sacandose del cinturon un pequeño cuchillo de pletre, con manchas negras secas, que era evidente de donde procedian. La mujer abrió la boca para decir algo, pero no le dio tiempo a pronunciar palabra, el mendigo la degolló, hundiendo su cuchillo en la garganta, produciendo un sonido burbujeante de la mezcla de aire y sangre que brotaba a borbotenes de la cruda incisión. Al sacar el peltré de la garganta se lo clavó en el pecho una y otra vez, conviertiendo su carne casi en en trapo relleno de paja. El mendigo se dejo caer sobre ella, apuñalandola una y otra vez haciendo que su peso hundiera a la mujer vagamente en el barro contaminado. Una vez muerta del todo, el mendigo la volvió a olfatear de pies a cabeza, produciendo de nuevo esa sensación de satisfacción que le inundaba cada poro, cada vena, cada arteria y todo su corazón.
El mendigo se puso en pie, dirigiendose al bebe abandonado, se agachó y lo contempló largo rato, sus extremidades rosadas, aún ensangrentadas, su boquita entreabierta, su nariz que respiraba de una manera rápida y sin pausa, sus ojos cerrados y su coronilla con vello suave y oscuro. Después cortarle el cordón umbilical y arrojarlo lejos, lo recogió en brazos y se puso a andar. mirandolo fijamente.
Se introdujó en lo más profundo Dels innocents, esquivando los cadaveres viejos que aún no habian sido enterrados.
–Ahora serás mio pequeño regalo del cielo. Me llamo Grenouille y seré tu padre. No te preocupes por el hedor de la muerte que desprende este lugar, te acabarás acostumbrando. Tal y como hice yo hace tantos años....
Dicho esto, se introdujo en la oscuridad de la muerte y en el espeso aire Dels Inocennts.
Hace 13 años
3 comentarios:
wow!! que bien escrito :O la verdad, que si has tenido influencia del perfume jeje pero no tiene nada que ver!
me ha gustado mucho mucho, felicidades amor!! sigue así porq te estan saliendo mini historias geniales!:D
Ah! No hay más capítulos?? Es muy interesante. Muy interesante. Tengo curiosidad por conocer a ese chico de mayor o ver como crece con un padre por asesino... Me ha flipado! Me encanta ^^
Jajaja, esta historieta tiene un doble fondo muy interesante, que es muy dificil de pillar si no rcuerdas un libro, bastante conocido.
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